Cada día transcurrido es una jornada que termina.
Pasamos balance y es increíble encontrarnos con hechos que afectan nuestro resultado hacia la pérdida, luego de actividades tan productivas y positivas.
Pasamos balance y es increíble encontrarnos con hechos que afectan nuestro resultado hacia la pérdida, luego de actividades tan productivas y positivas.
La partida a un terreno desconocido de personas que conocemos nos invade la mente de cuestionamientos y por qués.
En la tarde de ayer recibí una llamada que me decía de la muerte de Sandra Infante, una mujer en la plena flor de su juventud, con una hija de nueve años, todavía con muchos deseos de aprender de su madre.
Sandra tenía la virtud de ser una mujer dividida en madre y profesional. Cuando visitaba el cliente donde trabajaba, en las tardes la veíamos correr y decirnos se acabó el tiempo, cuando se acordaba de que su hija estaba aún en el colegio y que posiblemente era la última que aún esperaba.
Esto me hace reflexionar ¿Qué tanto aprovecho mi tiempo con lo que realmente importa?.
Ella ya no está y deja un vacío que forma parte del equilibrio natural de nuestra existencia, pero que todavía no nos hace consientes hasta llegar el momento de partir.
Hasta luego Sandra.
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